Celebramos el Día del Libro 2022 repasando los nombres de 10 escritoras imprescindibles que no puedes dejar de leer, desde Fernán Caballero (Autora del Año 2022 en Andalucía) a Luisa Grajalva. Hay muchas más y también hablaremos de ellas, por supuesto, porque nuestra serie acaba de empezar.
Estoy convencido de que el género del autor no está relacionado con la calidad de su obra. Pero es una realidad que existe una importante demanda de obras escritas por mujeres. Cuando tomo un libro entre mis manos no suelo tener en cuenta el hecho de que haya sido escrito por un hombre o por una mujer antes de sumergirme en sus páginas. Hay escritores, hombres, cuya obra me ha marcado, pero me ocurre lo mismo con determinadas mujeres. Al fin y al cabo, lo que cuenta es lo que cuentan y cómo lo cuentan.
En esta ocasión, me dispongo a hablar de diez mujeres escritoras cuya lectura considero imprescindible, en función de cómo sus obras me han marcado. El orden en el que aparecen no obedece a ninguna jerarquía, ni tampoco a criterios cronológicos. Y no hace falta decir que éstas no son las únicas, faltaría más. Pero, sin duda, están entre las imprescindibles. ¿Me acompañan?
- Harper Lee
- Elena Fortún
- Mercè Rodoreda
- Virginia Woolf
- Agustina Bessa-Luís
- Fernán Caballero
- George Sand
- Luisa Grajalva
- Rosa Montero
- Gloria Fuertes
1- Harper Lee
La mejor amiga de Truman Capote, Nelle Harper Lee escribió Matar un ruiseñor (1960), novela que le valió el Premio Pulitzer. Fue la única obra que publicó hasta la aparición en 2015 de Ve y pon un centinela, una suerte de secuela de la primera aunque escrita con anterioridad a aquella y tal vez como un borrador de la que Robert Mulligan llevó al cine en 1962, con un maravilloso Gregory Peck en el papel del abogado Atticus Finch, papel que le hizo acreedor del oscar.
No destriparé Matar un ruiseñor, aunque intuyo que, a estas alturas, pocas personas habrá que no hayan, al menos, visto la película. Quizá sólo esas generaciones demasiado jóvenes, a las que el cine en blanco y negro y el papel amarillento de los libros viejos espantan, estén aún a tiempo de disfrutar del placer de dejarse llevar por uno de los mejores libros escritos nunca, un relato cargado de ternura, belleza y justicia.
2- Elena Fortún
Nos tenía acostumbrados a las aventuras infantiles de Celia, esa niña de ojos grandes, pizpireta y burguesa del Madrid del primer tercio de siglo, llenas de inocencia y aparente felicidad cuando nos lanzó un directo, literariamente hablando, que nos heló el corazón e hizo que se nos parara la respiración.
Celia en la revolución es el mejor relato, también uno de los más duros que recuerdo, sobre esa otra España, generalmente silenciada y oculta tras el mito interesado de las dos Españas, que no participaba en ninguno de los dos bandos contendientes en la Guerra Civil, pero que sufrieron sus consecuencias de forma directa y cruenta. Esos españoles, la mayoría, que trataba de vivir su vida al margen de las diatribas políticas que derivaron en el enfrentamiento fratricida de los ‘hunos contra los hotros’, que diría Unamuno, y que al estallar la guerra sufrió el desprecio, precisamente, de los hunos y de los hotros. De imprescindible lectura.
3- Mercè Rodoreda
La plaza del Diamante también retrata esa parte negra de la Historia de España. Fue una de las lecturas de mi adolescencia que más me marcó. Cuenta la vida cotidiana en la Barcelona durante la Segunda República, la Guerra Civil y la posguerra, a través de los ojos de Natalia, Colometa, y cómo acontecimientos tan dramáticos como los que se vivieron entonces obligaron a transformarse a quienes los padecieron.
Escrita originariamente en catalán en 1962, La plaza del Diamante ha sido traducida a más de treinta idiomas y llevada al cine y al teatro. Mercè Rodoreda (Barcelona, 1908–Gerona, 1983) es una de las escritoras en lengua catalana más influyentes. Aunque su mayor producción y la más reconocida es como novelista, también cultivó tanto la poesía como el teatro o el cuento.
4- Virginia Woolf
Precisamente, la autora de, entre otras muchas obras, Una habitación propia se cuenta entre las principales influencias de Rodoreda. La británica Virginia Woolf (1882-1941) escribió su ensayo más conocido en 1929, que parte de una certeza: Las condiciones para la mujer no son las mismas que para los hombres, y por ello los resultados de su dedicación a la creación literaria jamás podrán ser similares hasta que no se alcance la igualdad real. «Una mujer tiene que tener dinero y una habitación propia para poder escribir novela», apunta Woolf.
La británica escribió novelas, cuentos, obras teatrales, biografías y ensayos, además de diarios y cartas. Es una de las figuras más destacadas del vanguardista modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional. Una habitación propia es uno de los textos más citados por el movimiento feminista.
5- Agustina Bessa-Luís
Esta escritora portuguesa está considerada por méritos propios una de las grandes damas de la letras lusas, y su novela La Sibila, una de las obras maestras de la literatura del país de Pessoa y Camões. Agustina Bessa-Luís (1922-2019) nos ofrece en esta novela una historia de mujeres fuertes, vulnerables, misteriosas, decididas por necesidad, obligadas a mantener a flote la hacienda familiar, mientras los hombres hacen todo lo posible por dilapidarla.
La Sibila retrata con la técnica preciosista de un pintor el alma cotidiana del Portugal rural del siglo pasado, donde el tiempo avanza, pesado y duro como la vida en el campo, al compás del fado y el balanceo de una mecedora. Recuerda mucho al paisaje y al paisanaje de algunas zonas a este lado de la frontera, por lo que a veces el relato resulta misteriosamente próximo al lector. Al fin y al cabo, habla de Portugal, tan lejos y tan cerca al mismo tiempo.
6- Fernán Caballero
Cecilia Böhl de Faber (Suiza, 1796-Sevilla, 1877) tomó el nombre de la pequeña población ciudadrealeña de Fernán Caballero como pseudónimo para firmar sus textos, más por «su sabor antiguo y caballeresco» que por la necesidad de abrirse un hueco en un mundo de hombres.
Escritora costumbrista, ha sido designada por la Junta de Andalucía Autora del Año 2022. La gaviota, publicada en primer lugar en francés y en español como folletín en el periódico El Heraldo durante el reinado de Isabel II, es una novela costumbrista que apunta ya hacia el realismo literario que practicarían muy poco después autores como Pérez Galdós, Vicente Blasco Ibáñez, Emilia Pardo Bazán o Juan Valera, entre otros. En sus textos amables hay mucha más modernidad de la que pudiera parecer.
7- George Sand
La francesa Amantine Aurore Dupin (1804-1876) también utilizó un nombre masculino para firmar sus obras. Y no sólo el pseudónimo, sino que también acostumbraba a vestir como un hombre en los círculos de la lata sociedad parisina en que se movía en un ejercicio de rebeldía política frente a los convencionalismos de la época. De hecho, se dedicaba a la literatura, que no se consideraba entonces labor propia de mujeres.
Su producción es muy amplia, pero para quienes amamos la música tiene un especial significado su Un invierno en Mallorca, en el que relata los tres meses que pasó en la Cartuja de Valldemosa junto a su entonces amante, el compositor polaco Frédéric Chopin, mientras éste se recuperaba de unas dolencias y componía algunos de sus nocturnos más conocidos.
8- Luisa Grajalva
Ha sido uno de mis últimos descubrimientos. Los relatos de su libros El otro lado de la realidad nos hacen dudar de todo, nos enfrentan a nuestros propios fantasmas, que son individuales y universales a un tiempo. Cada uno de los relatos, breves y brutales, es un puñetazo en la conciencia y tiene el efecto de la droga en el lector: Lo atrapa, lo golpea, lo noquea… pero le genera la necesidad de seguir leyendo el siguiente.
Luisa Grajalva tiene la capacidad de apresar al lector desde la primera línea de cada relato. Su prosa es directa y fácil, que no sencilla. Nos habla del presente, que es lo único que existe, al que se llega desde lo que tal vez fuimos y nos conduce a lo que quizá nunca seremos. Libro muy recomendable. Casi terapéutico, diría yo.
9- Rosa Montero
Sus escritos periodísticos forman parte de la historia del mejor columnismo de este país llamado España. Pero muchas de sus muchas novelas también se han ganado su espacio entre las grandes obras literarias españolas.
La ridícula idea de no volver a verte, por ejemplo, es uno de esos libros escritos desde las entrañas, que habla del dolor por el fallecimiento de un ser querido (en este caso, su esposo) y de la superación del duelo. Rosa Montero entremezcla sus propias vivencias personales con las descritas por Marie Curie (la primera mujer en licenciarse en Ciencias en la Sorbona, en ganar un Premio Nobel, en tantas cosas…) en los diarios que escribió durante varios meses tras la muerte de su marido, atropellado por un coche de caballos. Es un libro de una belleza indescriptible.
10- Gloria Fuertes
Es la única de esta lista que se dedicó primordialmente a cultivar la poesía. Gloria Fuertes (1917-1998) es una autora inmensa, con la que no se ha hecho justicia, condenada a cargar con la pesada cruz de su poesía para niños, que también es magnífica, por cierto. Pero esas ramas no han permitido disfrutar del bosque de su poesía para adultos.
Su libro Poeta de guardia, publicado en 1968, es uno de los más significativos entre los muchos que publicó. También escribió relatos y teatro. Su poesía es breve y utiliza un lenguaje claro y abiertamente popular. Tierno, pero también duro y afilado a veces. Describe su universo de sentimientos personales (sus miedos, sus angustias, sus amistades…), de los que muchos podrán sentirse partícipes. Su vida no fue fácil, pero nunca perdió la sonrisa. Y todo ello, el dolor y la alegría, conviven en su poesía, como en la vida misma. Denle una oportunidad. Y dénselas también ustedes.
Es evidente que hay otras muchas escritoras que también son imprescindibles. La lista podría ser interminable: Ayn Rand, Marguerite Yourcenar, Isabel Allende, Mary Shelley, o en España Santa Teresa de Jesús, Carmen Laforet, Rosalía de Castro, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Almudena Grandes, Espido Freire, Elvira Lindo, Eva Díaz Pérez, Sara Mesa (ojo a las nuevas generaciones)… Pero de ellas hablaremos en otro momento. Lo importante es que las lean.