Fernando Lobo analiza en Carnaval pop las huellas que el Carnaval de Cádiz ha dejado en otras músicas actuales, en un volumen en el que suenan pasodobles y cuplés junto a la canción de autor, el rock, el blues, el jazz, el pop, el rap y otros géneros inclasificables.
¡Quién lo diría! Resulta que el coreadísimo estribillo «Carnaval, carnal, carnaval te quiero», que en Cádiz lo cantan los niños antes de decir papá y mamá, lo compuso un francés a ritmo de samba para el febrero carioca. Fernando Lobo analiza en Carnaval pop (Serie Gong, 2021) las influencias y los préstamos, desde el punto de vista antropológico, de las músicas que beben o han bebido en el carnaval gaditano y a la inversa. Porque también éste hace suya composiciones cuyo origen poco (en ocasiones nada) tiene que ver con la fiesta surgida de la eterna batalla entre don Carnal y doña Cuaresma. Ahí tenemos a Georgie Dann.
Fernando Lobo, historiador, novelista, poeta, compositor, cantante y carnavalero por encima de todo («hombre del Renacimiento» lo llama El Kanka en su prólogo), nos regala un ensayo sobre el Carnaval gaditano (en contra de mis principios, lo escribiré con mayúsculas, porque Carnaval sólo hay uno y a los demás los encontré en las chirigotas de la calle), centrado en su música, que ya es. Porque la música del Carnaval, al fin y al cabo, no refleja otra cosa que lo que Cádiz, cosmopolita, universal y trimilenaria ciudad, es.
Cádiz, como puerto de mar, es una encrucijada de culturas y cuna de un mestizaje cuyas raíces se hunden en los tiempos más remotos. El Carnaval de Cádiz no es, sino siendo: un proceso nunca terminado, sujeto a una evolución constante y permanente. El autor del ensayo lo asemeja a la piedra ostionera, tan característica de Cádiz, que va adquiriendo su forma como consecuencia de la sedimentación de elementos fosilizados del pasado. Y, claro, nuestro presente actual mañana será pasado.
Del Tío de la Tiza a Fernando Lobo
Las coplas carnavaleras, tal y como hoy las conocemos, quedaron aproximadamente consolidadas durante el siglo XIX, sobre las bases establecidas por el Tío de la Tiza y sus «duros antiguos». Claro que entonces aún no habían llegado influencias de músicas hoy presentes en el Carnaval, como el rock, el pop, la canción de autor o el rap. Pero el fenómeno migratorio (esos cántabros y su gusto por la polifonía que recalaron en la tacita de plata, por ejemplo) facilitó el intercambio cultural que va configurando la música del Carnaval y que, no olvidemos, fue dejando también su huella allende los mares. De todo ello da cuenta de forma detallada Fernando Lobo en la primera parte de su Carnaval pop.
Tras el paréntesis de la Guerra Civil y la dictadura franquista, al final de la cual el Carnaval, disfrazado de Fiestas Típicas, vuelve a asomar la patita, se produce la eclosión que aún hoy vivimos, en la que tienen mucho que ver la difusión del concurso del Falla a través, primero de Canal Sur TV y más recientemente de otras emisoras y la world wide web (¿qué sería de nosotros sin Youtube?). Y el fenómeno, hasta entonces universal, se hace prácticamente global.
Influencias de ida y vuelta
Las influencias de la música del Carnaval en otras músicas se disparan. Y las de otras músicas en la fiesta gaditana, igual, básicamente, en este último caso, por la apropiación de melodías en las presentaciones y los popurrís de las agrupaciones carnavaleras. Y, al mismo tiempo, hay características propias de la música del Carnaval que se exportan a otras músicas, desde la instrumentación (el uso de los pitos, la armónica del Bajo Guadalquivir) o el ritmo, al carácter juglaresco de la composiciones, que, cargadas de humor, reflejan la actualidad más inmediata en verso. Según definición de Bartolomé Llompart, recogida en boca de Chico Ocaña, de los Mártires del Compás, por Fernando Lobo, «el Carnaval como un periódico cantado: Tú das las noticias, y que los demás hablen y reflexionen».
Fernando Lobo enumera de forma minuciosa todas esas influencias, poniéndole nombres y apellidos, y estructurando la parte central del libro en función de los estilos musicales de sus protagonistas: flamenco y canción española, canción de autor, música melódica, pop-rock o pop acomparsado. De su lectura, plagada de anécdotas divertidas y grandes descubrimientos, podemos extraer muchas conclusiones, pero por encima de todas una: Que el Carnaval será de Cádiz, pero que los gaditanos nacen en donde les da la gana.
Diez carnavaleros nacidos fuera de Cádiz:
- Carlos Cano, de la tierra de la mala follá. Escribió y cantó «La murga de los currelantes», pregonó el Carnaval de Cádiz y firmó, junto con el periodista Antonio Burgos, las «Habaneras de Cádiz». Casi ná.
- Joaquín Sabina, gaditano de Jaén. También fue pregonero del Carnaval gaditano y llevó los pitos a la Mandrágora, junto a Javier Krahe y Alberto Pérez.
- Martirio, onubense que luce tipo en el escenario, y se disfraza de Maribel Quiñones cuando se baja de él.
- El Kanka, Juan Gómez, de Málaga, provincia de Cádiz. Prologuista del libro y que a partir de cierta hora sólo canta carnaval. Dicho por él.
- El Sevilla, Miguel Ángel Rodríguez, de los Mojinos Escozíos. Tiene alma y voz cuartetero y fue primer premio del Falla con El Gago. Entre otras cosas.
- Pasión Vega, malagueña afincada en Cádiz. Le escriben las letras, entre otros, Antonio Martínez Ares, Jesús Bienvenido y Francisco Tizón ‘El Pájaro’. ¿Qué más?
- José Manuel Soto, cordobés de Sevilla, barrio de Cádiz en términos carnavaleros. De política estará mal informado, según Lobo, pero participó en la chirigota de «Los Preparados» («Deja de bebé, Manué, deja de bebé»), junto al moranco César Cadaval, el cantante y compositor Rafa Almarcha, Monchi (el rey Midas del fútbol sevillano), el periodista Fede Quintero y Pepito ‘El Caja’, para darle el toque gadita a la formación.
- Manuel Carrasco, de la cantera carnavalera de Isla Cristina. Aprendió a cantar con las comparsas y no lo disimula, ni falta que hace, y confiesa que tiene en el gran capitán, Juan Carlos Aragón, una de sus fuentes de inspiración.
- Pepe Begines, un pocavergüenza, que se diría en Cádiz, de Los Palacios y Villafranca. Estandarte de la chirigota eléctrica al frente de su grupo con nombre de agrupación carnavalera: No me pises que llevo chanclas.
- Georgie Dann, el carnaval del verano. Representante de los carnavaleros extranjeros (con permiso de los uruguayos Jorge Drexler y Pitufo Lombardo), actuó en las Fiestas Típicas de Cádiz (el reverso franquista del carnaval) en 1970 e inauguro el Carnaval post-franquista con una actuación en el Gran teatro Falla en 1977. Y además escribió, como ya se ha dicho, el himno, «Carnaval, carnaval».
Hay muchos más (y hay muchos más nacidos en Cádiz, desde Alejandro Sanz a Javier Ruibal, pasando por Luis Miguel, sí, ése). Están todos en el libro de Fernando Lobo, Carnaval pop. En las mejores librerías y en venta online. ¡Cla-cla!