Carta a Harry a proposito de su libro De puro milagro
A veces las cosas toman sentido, a veces el parto iniciático de escribir desde lo mas hondo de tu ser vale la pena. Leer a alguién que de una forma tan respetuosa y acertada hace crítica de este libro de Harry, su primer libro, es sin duda una emoción y un regalo que es necesario compartir.
«Querido Amigo:
He dejado reposar tres días mis ideas sobre tu novela tras una lectura fervorosa.
Antes de nada de diré que, más allá de teorías y academicismo, mi resumen sobre las cuestiones relacionadas con la crítica, el análisis o el comentario de textos es el siguiente:
Están los textos que me gustan y los que no me gustan.
No creo, en absoluto, en el famoso «canon», ni en que hay buenos y malos libros.
Para mí, la experiencia literaria es exactamente eso: «experiencia», y en toda experiencia lo que se pone en juego es la subjetividad ( en este caso del lector), al cruzarse o enfrentarse con lo que lee.
Si la experiencia me provoca una emoción, entonces ese libro es cojonudo, digan lo que digan todos los catedráticos grises reunidos en sus misas.
Después, evidentemente, hay un proceso cultural que Umberto Eco llamaba «la enciclopedia»: todo eso que tenemos en nuestra cabeza y que nos da una visión del mundo, de las cosas del mundo, y crea nuestra realidad.
Dichas todas estas tonterías te diré que tu libro es, literalmente, fascinante y que me parece único y excepcional.
Desde luego, me ha emocionado hasta las lágrimas reconocerme en cada página: las calles y los barrios que frecuenté, cosas como el Griffith, al que me tiré yendo años y que fue mi mejor escuela de cine, y ya en el colmo que llamaras a tu bar «Necronimicon», yo que colecciono Lovecraft en cualquier formato desde 1978 y del que he escrito, y publicado, algún artículo. En el Rastro tenía unos amigos que vendían un fanzine, «Blagdaross«, el primer sitio donde publiqué algo y que se centraba en Lovecraft.
Estas cosas, y tu manera naif, encantadoramente naif, de incorporar al texto dibujos, fotos, ilustraciones, etc me han atrapado y arrastrado a lo más profundo y elemental de mi sensibilidad y mi memoria, mi melancolía, mis nostalgias.
Máquina del tiempo poderosa tu libro. Máquina «emocional» del Tiempo, del Tiempo esencial, el de nuestra formación como personas.
Tu historia me acaricia en donde más me duele, el corazón roto. Y saber que tú viviste toda esa vida me conmueve.
Literariamente, no sé si te ha inspirado algún escritor en particular, o algún libro. Ni lo sé, ni me importa. Podría sacar de mi chistera de profesor una lista de «influencias», aunque sean inconscientes.
Pero no, no lo voy a hacer, porque el valor de tu libro está en que parece escrito por primera vez por el primer escritor de la historia de la literatura. Es como si fuera el primer libro escrito en la humanidad, como si antes de ti no hubiera novelas, ni escritores, ni literatura, ni nada. Es un libro, literalmente, «original». Y podría hacer muchos juegos de palabras con esta idea, pero me quedo con una: has narrado el «origen» de una vida, no, perdón, el origen de la vida de todos nosotros, de todo el mundo.
Utilizando palabras graves e intensas te diría que es «una puta obra maestra».
Pero no me gustan esos elogios, prefiero decirte que tu libro es natural y sabroso como el primer vino, emocionante como el primer beso, duro como el primer golpe, encantador como el primer olor de una mujer perfumada, aventurero como la las vidas que merecen ser vividas, profundo como los abismos abisales donde habita Chtulhu, y verdadero como el primer navajazo.
Desde luego, espero con impaciencia muchos más trocitos de tu vida.
Enhorabuena, Harry.
Y un abrazo, claro, de los de amigos para siempre.
Firma: Andrés Peláez Pérez un nuevo amigo, profesor de cine.»