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Menéndez Pelayo, nuestro gran heterodoxo

Pedro de Tena

Pedro de Tena sobre El gran heterodoxo de Agapito Maestre

Agradeceré siempre al catedrático Agapito Maestre que me haya contaminado con el elixir nacional, realista y crítico que floreció en la inteligencia y la voluntad de don Marcelino Menéndez Pelayo. Darse cuenta de la magnitud de su estatura, esmerarse en recuperar su bella grandeza e impedir que la negación ideológica gratuita e indocta o el silencio cómplice y cobarde sellen su tumba para siempre es obra de algunos pocos. En nuestros días, singularmente lo es de nuestro pensador de Puertollano, que ya hizo lo propio con Ortega.

El recién publicado libro Menéndez Pelayo, el gran heterodoxo, título provocativo y desafiante para iletrados y sectarios, está dedicado al poeta y filósofo Miguel Florián, «el primero en sugerirme que escribiese sobre el inventor moderno de la crítica.» Su mérito es haber escuchado «el murmullo, la marea de sangres que encenderá la vida» de la nación española a que dio calor el polígrafo cántabro cuando pocos percibían a esa gran cantidad de hombres y mujeres, ortodoxos y heterodoxos, que parecían no existir hasta entonces y «que no existen todavía»[i] y que dan alma a España y a los españoles.